1957… AQUEL AÑO
Mi llanto se dibujó en el silencio,
llegué al mundo una mañana
cuando hasta gritar era un lujo
y la mujer paría en casa y callada,
en un pueblo minero, lleno de cuestas,
de calles anchas y aceras empedradas.
Sin apenas desperezar el día
se van marchando los hombres,
volverán cuando el sol se apaga,
con la cara cansada y el bolsillo pobre,
por eso, para levantarse faltan ganas
y al acostarse sobra hambre,
corren tiempos de mandil y moño,
de largas tertulias al fresco
y chavales en pantalones cortos.
Viene a despertarse mi vida
estando la libertad secuestrada,
cuando apenas se ven colores,
solo el blanco de la cal
y el negro de los dolores,
los lutos se hacen eternos,
se come poco y mal
y es interminable el invierno.
Aún así añoro ese tiempo casi olvidado
en los que para calmar la sed
se bebía el agua agria en jarros
una peseta eran cuatro reales
y cuando llovía lo hacía a cantaros
Nací temprano, de madrugada,
me traje conmigo el otoño,
en la ladera del cerro de Santa Ana.
La ciudad donde nací, Puertollano, está situada entre
dos cerros, el de San Sebastián y el de Santa Ana,
en este último se erigió hace años el monumento
en honor a los mineros que aparece en la fotografía superior.
La ciudad donde nací, Puertollano, está situada entre
dos cerros, el de San Sebastián y el de Santa Ana,
en este último se erigió hace años el monumento
en honor a los mineros que aparece en la fotografía superior.
Hermosas palabras que hacen homenaje a los orígenes y honran la vida! Saludos.
ResponderEliminarUn placer tu visita Soledad
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