Se cae la noche
aplastada por una luz
temprana
y mis ojos, hace rato que
nadan
entre olas de letras y
recuerdos,
y te aman,
añoran lo que fuiste en
tiempos
y a la vez admiran
la serena belleza que
atesora tu cuerpo,
la vida ha ido moldeando tu
rostro
y cuando te veo, pienso
que te han tratado bien
estos inviernos,
las lágrimas no dejaron
surcos
y las horas pasadas las
envuelves
en un halo de silencio.
Se alza la mañana
empujada por un sol aún
tímido,
y mis ojos buscan tu
imagen
entre los pliegues de las
sabanas,
siempre me gustó anclar la
vista
en las dársenas de tu cara,
intentando encontrar no se
que misterios,
ahora ya no busco nada
solo me empapo,
solo me sumerjo
y nunca me canso de nadar en tu mirada.
Dentro de su belleza es todo lo grande que pueda expresar un amor eterno...
ResponderEliminarAbrazos, Ramón.
¡Qué ternura, qué amor tan calmo y maduro!.Solo dejarse llevar, sumergirse en la hermosura.
ResponderEliminarEn la hermosura de tus versos me he sumergido yo.
MAGNÍFICO.
Precioso, la verdad.
ResponderEliminarGracias Juan
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