Y tú pasas a mi
lado y me miras
como si nada,
sin ser consciente
de que tus ojos se clavan
en mi carne,
en mi pecho
y me hieren hasta
sangrar
amor y deseo.
Y tú me besas y te
quedas
como si nada,
sin medir las
consecuencias
que provocan tus labios,
mi boca desolada
condenada
eternamente a tu sabor,
convertida en
esclava.
Y tú me sonríes y
te marchas
como si nada,
sin darte cuenta de
que dejas
mi animo
desordenado,
una tempestad en la
frente
y en los dedos una
imperiosa necesidad de recorrerte.